19.12.15

Encuentro con DAG SOLSTAD


Gracias a una amiga traductora, la barrera del idioma no fue obstáculo para que Solstad se mostrara cercano, sencillo y encantador en este encuentro donde hablamos de su obra, y se interesó por algunos aspectos de mi humilde novela Hábito blanco.  Cuando finalizábamos, el escritor soltó un par de frases en español. Sabía la reacción de sorpresa que conllevaba. Entonces me dijo que había estado viviendo por dos veces en Méjico: la primera, seis meses en los años ochenta; la otra, dos meses cuando se celebraron los mundiales de fútbol. Esta segunda vez sabía que en su misma calle residía García Márquez, y se puso a buscar en la guía telefónica por la palabra “G” y no por la “M” como hubiera hecho cualquier noruego… Solstad esbozó una sonrisa con ese recuerdo y nos despedimos.

El autor de Pudor y dignidad  explicó su obra a un periodista de El País de la siguiente manera:  “Los setenta es la época de los relatos y las novelas experimentales. Buscaba una nueva manera de escribir, quería experimentar como hacía l’avant-garde. Después, en los ochenta vino una época más política con novelas como Intento de descifrar lo impenetrable y Roman 1987, que recibió el premio del Consejo Nórdico. El período de los noventa es el que llamo el de las novelas reflexivas, o el de las novelas breves como Pudor y dignidad, T. Singer o La noche del profesor Andersens. Y ahora son los libros del tiempo extra. Siento que ya he dicho todo lo que quería, pero como aún estoy vivo, sigo escribiendo. Pero de otra manera. Ahora estoy más liberado, porque siento que ya he cumplido con mi deber como escritor. Eso no quiere decir que no ponga todo mi empeño en que sean muy buenas.”

9.12.15

UNA NOVELA CON ALMA: Sergio Sánchez Rivero

              

 Opinión de la novela "Hábito blanco". Periodista Sergio Sánchez Rivero. Publicación del lunes 7 de Diciembre en La Provincia Diario de Las Palmas, versión impresa. (Enlace al digital)  

1.12.15

Pedro Lezcano Jaén

Cuando vi el cuadro de Pedro, “la femme y fatale”, supe que no podía haber otra imagen de portada que definiera mejor el concepto de mi novela. Pedro y yo no éramos especialmente amigos. Coincidíamos en algún almuerzo, reunión y, por supuesto, en sus exposiciones ya que mi admiración por su trabajo es absoluta. En cuanto lo llamé, me encontré con una persona cercana, generosa, abierta a colaborar, muy lejos de ese halo egocentrista que emanan algunos maestros -o pseudomaestros- en cualquier manifestación artística.
Este cuadro forma parte de una exposición que inauguró a finales del 2013 con el título “Silent-es”, con ella quería rendir un homenaje al cine mudo. Dice Pedro: 
"Cuando una película de la era muda (1888-1927 aprox.) transcurre ante mis ojos, no estoy viendo una película. Veo el tiempo.
¿Les he dicho que estoy pintando al Cine Mudo?  (…)sido el cine y sus comienzos: el blanco, el negro, su millón de grises, el tiempo y… ellos, todos ellos. Los silentes, los actores sin voz."


Nada de lo que yo pueda decir o transcribir, adornaría su obra que brilla con luz propia; la misma luz que emana de si mismo, y lo hace grande como persona. Nunca olvidaré cuando, antes de la presentación de Hábito blanco, fui al estudio a entregarle un ejemplar y… Gracias, Pedro.

Pilar Cárdenes
http://pedrolezcanojaen.blogspot.com.es

26.11.15

Presentación de la novela: HÁBITO BLANCO


Llegó el día en que acompañada por Elisa Hurtado, presidenta de la Asociación Canaria de Amigos de Galdós, y por Sergio Sanchez Rivero, periodista, presenté en la Casa-Museo Pérez Galdós el resultado del viaje que emprendí tres años atrás. Un viaje  de muchas horas de soledad libremente elegida, un viaje de avances y retrocesos, de cordura y de locura cuando los personajes tomaron vida propia acoplándose a la mía. Un viaje que me ha dado infinitas satisfacciones; un viaje que ha culminado con toda esa gente metida entre tinta y celulosa. Ellos, sus vidas, circunstancias, lugares y situaciones, esperan ser descubiertos por los ojos curiosos de alguien. Y es mi sincero deseo que pueda disfrutarlo tanto, como lo hice yo al crearlos.