Despojada
de cualquier indicio de esperanza, continuó remendando trapos en silencio sin
fuerzas para hablar con Cristina, que se volvió más autosuficiente y
charlatana. Se las ingeniaba para distraerla con historias incoloras. Pero ¿cómo
explicarle, sin ofenderla, que a veces el silencio puede ser el compañero más
cariñoso y generoso?’
Fragmento de Hábito blanco
Fragmento de Hábito blanco
©
Pilar Cárdenes
El silencio tiene mil caras.
ResponderEliminarA medida que maduramos suelen ser más hermosas.
Besos.
O al menos más sosegadas.
ResponderEliminarBesos
El silencio nos enseña a valorar las palabras. El ruido de la voz que no se calla las dispersa.
ResponderEliminarSuena interesante la sinopsis de Hábito blanco.
Saludos.
Así es, Patricia, el silencio nos enseña a valorar las palabras y multitud de cosas maravillosas que están a nuestro alcance sin que apenas seamos conscientes de ello. O eso creo. :)
EliminarMil gracias por tu comentario y saludos
Bendito silencio que da pie a tantos comentarios deliciosos.
ResponderEliminarJesús, siempre pienso que es un valor en alza.
ResponderEliminarAgradecida con tu comentario, y saludos